Triángulo de Seguridad: el terreno, la pendiente.
Triángulo de Seguridad: el terreno, la pendiente.

Triángulo de Seguridad: el terreno, la pendiente.

En la entra anterior os presentamos el triángulo de seguridad (CONDICIONES – GRUPO – TERRENO), como introducción a la gestión del riesgo en las actividades en zonas nevadas. Vimos que las condiciones (estado de la nieve y la meteorología), así como el grupo son difíciles de controlar, imprevisibles y cambiantes, y que la única herramienta objetiva en la que poder apoyarnos era el terreno.

Esta es la primera de una serie de entradas en las que vamos a darte algunas claves de cómo gestionar el terreno, objetivo e invariable y que si lo conocemos bien será el perfecto aliado en pro de nuestra seguridad.

LA PENDIENTE DE LA LADERA:

Quizás es la variable de mayor importancia cuando hablamos de terreno de aludes y posibilidad de desencadenar una avalancha. A priori podemos pensar que cuanta más pendiente tienen una ladera, mayor posibilidad existe de desencadenar una avalancha, pero eso no es del todo cierto. Las laderas con inclinaciones superiores a 60 grados tienen la suficiente inclinación como para que la nieve se purgue conforme se produce la nevada, así como la caída de placas pequeñas de forma espontánea sin necesidad de sobrecarga.

La mayor ocurrencia de aludes se da en las laderas entre los 34 y 45 grados, tres de cada cuatro avalanchas se dan en este rango de pendientes, siendo las laderas de mayor intensidad las de 39 grados.

Igual que ocurre con las pendientes muy fuertes, que una ladera tenga una pendiente menor de 34 grados, no quiere decir que no se produzcan aludes. En laderas con inclinaciones entre los 25 y los 30 grados pueden producirse aludes de placa cuando las condiciones de inestabilidad son altas.

Ocurrencia aludes

Hasta aquí todo parece perfecto, pero qué pasa cuando estamos en la montaña, qué percepción tenemos de la pendiente. ¿Somos capaces de saber qué grados tiene la pendiente sobre la que vamos a transitar?

Haz la prueba, la próxima vez que salgas al monte juega con tu grupo a dar un valor de inclinación para una pendiente, es posible que ninguno coincidáis, y además que ninguno esté en el valor exacto.

Existen formas con las que podemos aproximarnos a la estimación de la inclinación de una ladera, pero tenemos que tener en cuenta que una ladera pocas veces tiene una pendiente homogénea.

Podemos hacerlo en casa, utilizando el mapa (ya sabéis que siempre en actividades de montaña lo recomendable es utilizar cartografía de escala 1:25.000). Si este es nuestro caso, una separación de 7mm entre curvas de 100 metros nos indicaría una pendiente de aproximadamente 30 grados. Este método resulta poco práctico, y además hay que tener en cuenta que una ladera nevada es muy probable que tenga una pendiente diferente que sin nieve (que es como quedan reflejadas en los mapas). Pero puede resultar una buena aproximación para planificar nuestra actividad en casa.

Lo mejor siempre será reevaluar sobre el terreno. Existen clinómetros, muchas brújulas los llevan incorporados. Podemos usar nuestro teléfono, hoy en día existen gran variedad de app´s que nos ofrecen esta función. El método del bastón también puede servirnos para aproximarnos a la inclinación de una ladera. No obstante, tendremos que entrenar para acostumbrar a nuestro ojo a las diferentes inclinaciones, además de tener en cuenta que la gran mayoría de las laderas no tienen una pendiente constante, variando su inclinación y con ello su perfil y su forma. De las formas del terreno y cómo pueden influir en la ocurrencia de aludes hablaremos en próximas entradas.

método bastón

A nivel práctico y a modo de aproximación, una vez hemos estimado la inclinación de las laderas podemos basarnos en el método de reducción elemental del riesgo (Munter, W.).

Con peligro limitado 2: evitar pendientes por encima de 39 grados.

Con peligro notable 3: evitar pendientes por encima de 34 grados.

Con peligro fuerte 4: evitar pendientes por encima de los 30 grados.

Tened en cuenta que esto es una idealización del estado de la montaña, una vez en el terreno hay que reevaluar las condiciones particulares de cada recorrido y ladera y adaptarnos en consecuencia.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:

– Bruce Tremper, 2016. Ed. Verticualidad. AVALANCHAS: NOCIONES IMPRESCINDIBLES.

– David Mcclung y Peter Schaerer, 1996. Ed. Desnivel. AVALANCHAS.

– Werner Munter, 2007. Ed. Desnivel. 3×3, AVALANCHAS.

3 comentarios

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