Cuando llueve sobre mojado.

Desde la segunda quincena de octubre sucesivas borrascas han comenzando a animar el panorama meteorológico de las montañas del Pirineo. Por fin el cambio de tiempo esperado para la época del año ha llegado. Y vaya si ha llegado en muchos puntos del pirineo se han superado los 500 mm de precipitación en tan solo 14 días. 

Toda esta cantidad de precipitación se traduce en agua, agua por todas partes y claro con problemas derivados en las actividades de montaña.

Uno de los efectos más evidentes ha sido el aumento, exageradamente alto de los caudales de los barrancos. DESANCONSEJÁNDOSE  la práctica del barranquismo y quedando limitado a determinados barrancos que por norma general van secos durante todo el año.

Ahora bien, el agua origina además otra serie de problemas que no solo el aumento de caudales:

– Problemas por desprendimiento. La roca y el suelo se empapan de agua, ejerciendo esta presión a la roca (de dentro hacia afuera) favoreciendo la caída de bloques. Es decir, transitar por debajo de terreno vertical o por terreno vertical en si mismo también puede suponer un problema.

– Problemas de deslizamientos. Los planos de deslizamientos se lubrican y hacen de pista de despegue que unidos a la pendiente favorecen el deslizamiento de grandes masas de roca o suelo, destrozando o impidiendo el paso por las sendas.

– El paso de torrentes puede complicarse, torrentes que durante el resto de año, no presentan ningún problema, pueden impedirnos el paso, o suponer un obstáculo peligroso al que enfrentarnos.

– La escorrentía es mayor por las laderas, destrozándose las sendas e incluso quedando ocultas por el aporte de sedimentos (palos, hierbas etc…).

– Además estas lluvias han venido acompañados con una bajada de temperaturas, lo que ha provocado que esta precipitación sea en forma de nieve en cotas altas, y no tan altas. Sobre todo en los picos de 3000 metros las condiciones son invernales, debemos “cambiar el chip” y pensar en material de invierno.